28 agosto 2007

Orgasmos cotidianos

El aire ardía y las gotas de agua eran como plomo al chocar contra las aceras de la Plaza España. Me sorprendió un poco ver que todo el mundo estaba sonriendo. Fue un momento extraño: ni una sola de las caras que cruzaban la calzada y se perdían dentro de las bocacalles mostraba ni el más mínimo asomo de seriedad, tristeza u odio. La ilusión duró poco, pues pronto el polvo de las obras de la Calle Alfonso I inundó mi campo de vision y mi respiración volvió al ritmo habitual.

Pero estuvo bien.

The Pixies - Crackity Jones

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y que conste que es rigurosamente cierto.