29 agosto 2007

Mis post-it

Reproducción memética de un concepto imposible, deslocalización del líder revolucionario, implosión cognoscitiva de una civilización en decadencia, puerta trasera del inconsciente colectivo. "El Cthulhu de la psicología alternativa".
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"La ciencia ficción siempre ha jugueteado con la idea de transplantar la mente humana a un cuerpo diferente, y siempre de manera ridícula. Olvidan que no somos únicamente cerebro. Tío: si transpasaran mi mente al cuerpo de una quinceañera y tuviera que enfrentarme a esa sobredosis de hormonas desconocidas... no quiero ni imaginarme lo que podría pasar"
"Mentiroso. Claro que quieres imaginártelo"
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María Claret es delgada, delgada como un susurro, y como un susurro es su voz. María Claret tiene la mitad del nombre de una calle y sus labios siempre están secos. María Claret viste de gris e impide que el cabello castaño caiga sobre su cara. María Claret gruñe cuando hace el amor y carraspea a la mañana siguiente. María Claret escucha la radio por la noche y duerme durante el día. María Claret espera, no sabe a qué, pero espera.
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"¿Quién escucha a los que hablan al vacío?", dijo él.
"YO", respondió el vacío.
Siempre hay alguien al otro lado.

The Raconteurs - Steady, as she goes

Pequeño mundo


People In Planes - If you talk too much

28 agosto 2007

Orgasmos cotidianos

El aire ardía y las gotas de agua eran como plomo al chocar contra las aceras de la Plaza España. Me sorprendió un poco ver que todo el mundo estaba sonriendo. Fue un momento extraño: ni una sola de las caras que cruzaban la calzada y se perdían dentro de las bocacalles mostraba ni el más mínimo asomo de seriedad, tristeza u odio. La ilusión duró poco, pues pronto el polvo de las obras de la Calle Alfonso I inundó mi campo de vision y mi respiración volvió al ritmo habitual.

Pero estuvo bien.

The Pixies - Crackity Jones

27 agosto 2007

Metametafoto



Tres grandes de la blogosfera
Tres enormes fuera de ella

(La rubia tambien estaba por ahí)

San Lorenzo del Escorial, Junio '07


The Arcade Fire - Keep the car running

26 agosto 2007

Pensando en plata

Este fin de semana ha sido breve y, aunque me he divertido, ha faltado poco para que dos amigos y yo nos quedáramos en la carretera por culpa de un maldito descerebrado. Así que se le puede definir de "breve pero intenso". Ahora me espera por delante una semana infernal de trabajo, posiblemente la peor que he tenido hasta día de hoy.

¿Habeis vuelto ya de vacaciones? Si es así, deseadme suerte.

Ah. Mañana sigue sin haber llegado, por cierto.

Kevin Johansen (con Jorge Drexler) - No voy a ser yo

23 agosto 2007

Cinco centímetros cuadrados

Hay una ciudad del norte, bulliciosa y gris, donde parece que lloviera hasta cuando hace sol. Dentro de ella hay un cinturón industrial salpicado de chimeneas y humos que es como un cáncer, que se extiende de manera irregular y va creciendo por los lugares más inesperados. En este cinturón hay un barrio obrero de casas rojas, calles amplias y habitantes salvajes, y este barrio a su vez tiene una zona oeste prácticamente despoblada que ocupa todo el meandro del río, llena únicamente de descampados y de promesas de exposiciones universales. Una autopista cruza esta zona perpendicularmente atravesando el río y perdiéndose en el desierto, no sin que antes una salida se desgaje del tallo principal y desemboque entre los descampados. Y entre la autopista y la salida, hundido allá donde el progreso humano le ha dejado, un sorprendente triángulo verde y rojo, rebosante de vida. Y de rodillas sobre ese triángulo verde observo la cuneta, donde la hierba se ha abierto paso a través del asfalto y me da los buenos días.

Y allí, junto a esos cinco centímetros cuadrados de hierba, pienso en mí y en mi propio zoom.

Mika - Grace Kelly

22 agosto 2007

Muscaria

Voy buscando una sirena con alas. La llevo buscando desde hace como mínimo dos horas, quince minutos y siete segundos, desde que me pareció verla sobre el rombo de la estación del suburbano. He tomado tres tipos diferentes de transporte público para perseguirla por las calles de la ciudad. He venido hasta esta calle, creyendo haberla visto dar zancadas sobre la azotea del edificio. Porque las sirenas aladas pueden dar zancadas.

Me gusta mucho esta calle: creo que por dos veces he soñado con ella. Es una calle adoquinada, de casco viejo de ciudad vieja, con farolas de forja y casas de colores pastel. Tiene un bar reposando en la esquina, un puesto de castañas, un cilindro de esos donde en navidades anuncian productos de perfumería, una fuente con forma de boca de leon, cinco palomas, tres macetas, dos perritos con cara de felicidad y una anciana con rostro de perder hojas de calendario y no importarle. Es una calle de gama alta. Pregunto al guardia urbano si ha visto a mi sirena y me mira con un color extraño, como de indiferencia; le pregunto si sabe de qué color es la indiferencia y me responde con un trino que suena a entre martes y miércoles. Ignoro al probo agente del orden y me deslizo hasta la puerta del bar por ver si mi sirena ha avituallado allí, y me encuentro enseguida delante de un círculo de cristal al que pronto identifico como "taza de café vista desde arriba". No sé cómo me la han servido ni de dónde han salido esos dos círculos que la camarera recoge y a los que tardo en identificar como "moneda de curso legal". Pienso en preguntarle a ella si ha visto a mi sirena, en explicarle cómo la combinación entre las escamas de su cola y las plumas de sus alas la hacen especialmente preciada, pero pienso que será mejor preguntarle algo útil, así que le pregunto si sabe si crecen manzanas cerca de aquí. Parte de mi mente ha formulado un plan para cazar sirenas usando manzanas y otra parte está pensando en sidra (esa es la parte disipada de mi cabeza) pero ella me mira con cara de digestión, concretamente del segundo cuarto de hora de la digestión de una cena pesada, sin alcohol. Creo que es porque he decidido llamarle la atención poniéndome a llorar. Pronto me he sentido estúpido y lo he dejado, aunque la mandíbula me ha comenzado a doler por el esfuerzo de convertir boca y ojos en líneas horizontales. He salido del bar olvidándome del café y agradeciendo telepáticamente las atenciones de la camarera y al abrir la puerta he oído el característico campanilleo que hacen las sirenas aladas cuando alzan el vuelo. Así que he salido corriendo, he saltado entre el segundo perrito con cara feliz y la cuarta farola de forja, y he reanudado mi búsqueda. ¿Dónde estarás, mi sirena alada?

Porcupine Tree - Lazarus

21 agosto 2007

Noches naranjas

Te hace gracia mi expresión y me preguntas que qué es para mí una noche naranja.

Yo te respondo que muchas cosas.

Sentir tu cuerpo conocido enredado con el mío, nuestras temperaturas igualándose suavemente y nuestras respiraciones acompasándose. Saber cuándo vas a clavar sus dientes en mi cuello y qué figura va a dibujar la punta de tu lengua por mi cara. Saber qué vas a gemir cuando mi mano se meta bajo tu falda y mis delgados dedos comiencen a preguntar direcciones. Verte probar vestidos delante de mí, preguntándome cuál me gusta más sólo para lograr que te diga que me gustas más sin ninguno. Escucharte jugar conmigo y ver tu mirada traviesa clavada en mí y tu boca de niña guardar silencio mientras te abres como una flor. Desabrocharte el sujetador, deshojarte como a una margarita, pétalo a pétalo. Sentirme crecer, sentirme vivir, sentir tu momento de triunfo y sentirlo mío tambien. Jugar con tus pechos, con tus perfectos pechos, sin ninguna prisa, sabiendo cuál es tu punto débil y aprovechándome de ello sin compasión. Morder tus labios, sentir cómo tu lengua comienza guiando a la mía al interior de tu cueva y acaba finalmente rindiéndose tras largos minutos de combate. Ver tu cabello rizado envolviéndome como si fuese una selva y no querer encontrar la salida. Escuchar tu voz susurrándome ritos prohibidos mientras tus manos juguetean con mi barba y dejarme llevar por tus conjuros de encantadora. Buscarte, encontrarte, hablar contigo, pedirte que esta noche me dejes volverme un pedacito de tí. Sentirte temblar, ver tu pálida cara que siempre delata un cierto miedo, escucharte susurrar que no tenga prisa. Ver tus ojos, en todo momento tus ojos, hasta cuando hundo mi boca en tu nuca, hasta cuando echas el cuello hacia atrás e intentas acercar mi cara hasta tu pubis, hasta cuando duermes con tu cara enterrada en mi pecho... tus ojos.

Despertar con su piel de serpiente entre los dedos y con un cubito de hielo en la boca del estómago, y mirarte a tí, a la desconocida que me abraza, con sorpresa.

Buscar de nuevo su cuerpo conocido en los cuerpos de otras personas.

Eso es una noche naranja

Maga - Piedraluna

20 agosto 2007

Tekeli-li

Un nombre es algo muy serio. Un nombre no es un mero identificador, una simple etiqueta arbitraria: no. Un nombre te define. No del todo sino que es más bien como tu troquel, ¿sabeis?, accesorio pero exactamente con tu forma. Y muchas veces un nombre te llena mucho más de lo que inicialmente TÚ puedas llenarlo a él.
Y este era el caso de Edgar. Su madre, antigua cinéfila progresista de las de Parka y Cahiers, le había puesto ese nombre pensando en Edgar Neville y esperando que su retoño se contagiara en algo del genio y lograra trepar a la alta burguesía -que ser de izquierdas es una cosa pero ser gilipollas otra muy distinta.

Pero el pequeño Edgar había salido algo diferente a lo que esperaba su mami: delgaducho, de piel cetrina, de pelo lacio, de mal comer, al que nunca elegían para jugar al fútbol en el recreo pero al que los macarras del colegio parecían temer. Amigo de los adjetivos rimbombantes, los adverbios sonoros, el vocabulario caduco y los monólogos sombríos. Amante de cuervos, gatos negros, ventanas altas, juegos de sombras y suspiros largos. Que había logrado tener una relación tormentosa a los doce años de edad, se había preguntado sobre el trágico horizonte que nos espera al final de nuestro día durante su primera excursión al Zoo de Madrid y que se había dejado perilla afilada en cuando le había comenzado a cambiar la voz. Y todo esto, por supuesto, muchos años antes de que su profesora de Inglés de BUP le hubiera regalado El Cuervo de su tocayo Poe.

El otro día Edgar se preguntaba -a eso de la cuarta Mahou- cómo habría sido su vida si su madre hubiera sido florista y le hubiera llamado Jacinto...

Iván Ferreiro - Piensa en frío

Refritos de verano

Como estamos en agosto y no lee esto ni Cristo bendito pero yo he vuelto y tengo ganas de seguir publicando aunque sea a menor ritmo, voy a volver a utilizar ese viejo truco de resucitar y recolgar viejas historias de mis otros blogs, que quizás algunos lectores veraniegos no conozcan y a las que indudablemente daré una nueva manita. Esta vez, a diferencia de otras ocasiones, voy a limitarme a escoger piezas de ficción de años pasados.

El equivalente al "programa con piscina" de la tele, pero en blog.

Miranda! - Don

18 agosto 2007

Mañana, mañana

Mañana ya decidiré exactamente qué y por qué ha pasado. Hoy me quedo con tu olor, tu tacto, la curva de tu cintura vista a contraluz y el silencio cuando nuestras lenguas se rozan.

Mañana, mañana...

Mañana no tiene por qué darse ninguna prisa...

Air - Playground love