16 marzo 2008

Domingo de rimas

Me encanta vivir en el casco viejo de Zaragoza. Me gusta especialmente cuando me levanto un domingo a la una de la tarde y miro por la ventana. Veo los tejados desiguales, las callejas estrechas salpicadas de terrazas y bares, las torres del Pilar tan cerca que las puedo tocar con la mano, las azoteas reconvertidas en viviendas por hippies y bohemios, y me siento más libre que nunca. Ni siquiera me ataca la alergia que a estas alturas de mes ya debería tenerme hecho un ovillito. Arranco una hoja de cuaderno y dejo un mensaje para mi compañera de piso que pronto vovlerá de trabajar colgado de la puerta del salón ("¡Buenas tardes! Que pases buen día" y una sonrisa garabateada) y salgo a la escalera.

Camino por la Calle de los Mártires en dirección a Plaza España; vivo en El Tubo, la zona de tapeo clásica de la ciudad y la que me ha robado unas dos horas de sueño diarias desde que me mudé, no por ruido sino por ser incapaz de mantenerme en casa mientras la ciudad hierve tras apenas diez centímetros de ladrillo. Llevo una camiseta (roja), zapatillas de deporte (grises), un nuevo corte de pelo (al tres) y un libro de bolsillo bajo el brazo (Los hijos de Anansi, de Neil Gaiman). El sol cae sobre la estrecha calle con lentitud y aspereza, como si fuese un lametazo de vaca. Un niño corre para despues detenerse en seco cuando advierte que ha superado "el límite" y volver corriendo a agarrarse a la mano de su madre. Dos jóvenes se sonríen y se miran a través de las gafas de sol mientras comparten un cucurucho de helado que seguramente acaban de comprar en el paseo y logran despertar a su vez una de mis propias sonrisas ("qué sentimental eres ahora", susurra mi cinismo por ahí abajo). Zaragoza hoy parece París, pero no el París real sino el París cinematográfico, el París de los cuentos, el París de Rayuela, el París que siempre nos queda. La gente corre junto a mí en dirección a la parada del bus y pienso que la calle está tan viva como un lunes en hora punta con la diferencia de que hoy la gente sonríe. Tardo un poco en darme cuenta de que la gente se dirige a procesionar y no en dirección al Parque Grande como el resto de domingos.

(Breve diálogo mantenido con maleducada abuela de afilados codos y gran capacidad para saltar puestos en la cola del autobús.
Meapilas: "Qué vergüenza. Veinte minutos esperando al autobús y todavía no ha pasado ninguno. Habría que matarlos a todos. La culpa de todo esto la tiene ese alcalde socialista que tenemos..."
Biyu: "No sé. La verdad es que no sé qué ha pasado hoy pero a la gente le ha dado por salir con palos a la calle y parece que están colapsando el tráfico... Estos hinchas...")

Hoy hace buen día. Hoy pienso en mí.

Blur - Country house

4 comentarios:

o s a k a dijo...

pero-qué-buen-rollo

ya veo que no soy el único que se siente como pez en el agua por esas calles.. ayer me salieron unas fotiglios nocturnas que ni te cuento...

n a c o
vivaeltubo

Anónimo dijo...

:)
:)
:)
:)
(jajaja)

Nuala dijo...

Se llama INDEPENDENCIA. Y mola mil. :D

Así que... ¡¡¡enhorabuenaaaaaaa!!!. Por pensar en ti, por no pensar, por leerte rebosante de felicidad, por la calle en que vives, por la compañera de piso, por el buen rollito y por el alcalde socialista.


Ah, y yo me reí mucho con Anansi Boys. Ya me contarás qué te parece. :)

Gusarapo dijo...

Anasi Boys es muy majete, muy divertido. :)