Una vez mi madre me mandó a buscar algo con lo que poder abrir una lata de tomate. Cogiendo un cuchillo carnicero salí a la calle y maté a los diez primeros viandantes que encontré mediante el efectivo método de seccionarles la yugular de un certero tajo. Con una enorme piedra destrocé sus cráneos y de entre los sanguinolentos restos extraje con sumo cuidado los incisivos. Viendo cómo tres de las piezas habían quedado arruinadas, tuve que arrinconar a un preescolar y extraerle sus dientecitos de leche con unos pequeños alicates. Con los dientes que había coleccionado, un cepillo sin púas y un bote de pegamento de contacto logré confeccionar un precioso abrelatas con el que, finalmente, logré abrir el tomate. Durante la comida mi madre miró a mi familia orgullosa y dijo:
"Aunque sus métodos han sido muy extremos y excesivamente brutales, indudablemente este país se encontraría actualmente en una situación mucho peor sin él; no podemos olvidarnos de que solucionó una situación de inestabilidad"
Seguramente yo me vaya pero aún hoy en día ese abrelatas funciona, y yace en la mesa esperando a alguien que lo empuñe.
Macaco - Chan Chan
11 diciembre 2006
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3 comentarios:
La metáfora es buena, yo no digo que no... pero tronco, ¡¡que acabo de comer!!!
¡No haber comido! ¡A este blog se viene con la digestión hecha! >:O
plas, plas, plas
extraordinario, Biyu
n a c o
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