15 abril 2009

Invierano

Correteo, correteo, correteo, que ya puedo andar.

Me detiene un entrevistador modelo gracioso de la cadena local y me pregunta mi opinión sobre Educación para la Ciudadanía. Se la expongo (básicamente: otro hecho vergonzoso de manipulación por ambos lados ya que todo ese temario ya se está enseñando bajo otros nombres). Me hace leer un fragmento de un libro de texto sobre la homosexualidad y bromea sobre mi propia orientación sexual. Sé perfectamente qué parte saldrá en la tele, pero me da igual.

Me detengo en mi camino y entro en la Librería General a ver si tienen una edición barata y en español de Matadero Cinco que poder comprar y regalar a cualquiera que pueda apreciarlo. La simpática dependienta me dice compungida que está agotado pero que es un buen libro. Concuerdo en que es una obra maestra y como sé que ya encontraré una copia, me da igual.

Me veo un segundo en el espejo de una peluquería pija de señoras pijas y me doy cuenta de que sigo estando gordo, pero me da igual.

Mientras espero en el semáforo oigo a unos muchachos sudamericanos comentan y asienten entre sí cómo es completamente imposible para ellos ver los pechos de una mujer y no imaginarse a sí mismo tocándolos. Pienso que eso a mí me ha ocurrido en contadas ocasiones y no sé qué significa, si que soy decente y maduro o que el entrevistador tenía razón. Realmente me da igual.

Leo en mi teléfono móvil que Franco Volpi ha muerto atropellado. Me llena de tristeza, como tambien me llena de tristeza pensar en las pocas personas de este paso de cebra que habrás siquiera oído hablar de él.

Mi móvil me recuerda inútilmente que mañana es el cumpleaños de mi ex-novia y como sé que dejó de leer mi blog hace meses pienso que si me da por hacer una entrada de paseo como la que estoy haciendo lo mencionaré, porque realmente que se vea aquí o no me da igual.

Camino como siempre, sonriendo, bajo el cielo de color indefinido de esta estación que no es primavera sino una especie de brusco escalón entre invierno y verano que estamos bajando a trompicones. Me da igual. Tres palabras que nunca han sonado tan bonitas como hoy, porque estoy feliz y voy a permitirme desinteresarme de todo durante al menos un par de horas más.

Tulsa - Oviedo

1 comentario:

G. dijo...

Maravilloso post de vuelta, querido supermalote. No esperaba menos de tí.
Muak