El sol deslizaba su lengua sobre la pareja, que descansaba en ambos lados del sofá.
- No sé cómo puedes seguir con eso. No soporto la ciencia ficción.
Él suspiró, se frotó los ojos y la miró con una sonrisa en la boca.
- Adelante...
- ¿Adelante qué?
- Vas a contarme por qué no soportas la ciencia ficción, ¿no? Venga, adelante, tienes toda mi atención.
Ella sonrió con un falso ademán de victoria y cruzó las manos tras la nuca.
- No puedo engancharme a algo que no me pueda creer, ya lo sabes. Me ocurre lo mismo con la fantasía.
- Muchas de las obras más importantes escritas por el hombre han sido fantasía, corazón.
- Ya, y eso aún lo entiendo, porque ha existido toda la vida y supongo que es inconsciente que a mucha gente le produzca maravilla, pero... ¿clones y marcianos?
Él se rió y se acurrucó junto a ella.
- Bueno, no toda la ciencia ficción es tan deshumanizada como dices, que lo estás pintando muy mal. La ciencia ficción blanda utiliza el disfraz de la ciencia para contarnos historias fundamentalmente humanas, para crear contextos extraños en los que nuevas situaciones puedan ocurrir.
Ella levantó una ceja y sonrió, siguiendo el juego. Él puso falsete académico y continuó:
- Y la ciencia ficción dura, aunque ya sabes que no es mi subgénero favorito, muchas veces ha servido como advertencia sobre el futuro.
- Ya, claro. No tiene nada que ver con que sus autores suelan ser licenciados en ciencias que se aburren y no saben qué hacer con sus teorías raras.
- Bueno, quizás ahí tengas un punto a tu favor. Aunque en lo de no poder suspender tu incredulidad... bueno, quizás sea un problema de imaginación atrofiada...
Ella abrió los ojos y cambió su gesto a uno de falsa indignación. Él sonrió y desconectó el interfaz hombre-máquina. Las páginas de El fin de la infancia dejaron de descargarse en su cerebro. Ella seguía hablando:
- Ahora me dirás que te puedes creer que podremos reescribir nuestro código genético en el futuro, ¿verdad? Que eso se lo crean los transhumanistas trasnochados que aún no han superado la década de los cuarenta y se gastan todos sus ahorros en injertarse nuevo hardware... aún lo entiendo. Pero una persona normal y supuestamente culta como tú...
Él se abalanzó sobre ella y sus carcajadas resonaron por la vacía habitación activando sin querer el interruptor auditivo del perro, que se deslizó por la habitación con un zumbido hidráulico mientras ladraba pidiendo atención. Él la besó. Ella le susurró mientras le mordía el lóbulo de la oreja:
- Bueno, por lo menos hay una cosa que seguramente no cambie en el futuro.
Él sonrió y deslizó su cubierta parietal, desenroscando lentamente un jack rectangular que brillaba al sol artificial de la habitación y que despertó en ella una sonrisa morbosa mientras descubría a su vez su puerto ventral. Él terminó su frase:
- El standard USB de conexión ha demostrado ser muy fiable, ¿verdad?
The Postal Service - Umbrella
10 noviembre 2006
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8 comentarios:
Juas, magnífico! corro a enseñárselo a quien yo me sé...
XDDDDDDDDD
divertidísimo, "supervílian"!!
ya estoy linkándolo por su sitio!!
Stupendo diálogo! visualizándolo, también seía un buen corto.. con final imprevisible de sofá, si te dejas llevar y te pilla despistado como a mi.
jeje super super biyu post!!
Cuantos puertos usb tenía? ;)
algunos es que siempre están pensandon en lo mismo...
cuatro y el línea, pervertido!!
Opino públicamente que este post debería tener continuación... Me ha parecido buenisimo
Hala. :)
yep!
¡Gracias!
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