29 junio 2006

Ciencia ficción

Hace aproximadamente setenta y cinco millones de años Darth Sidious era el dictador de la Confederación Galáctica, a la que por supuesto tambien pertenecía nuestro planeta -entonces llamado Tatooine-. Viendo cercana su caída, el astuto Sidious y varios conspiradores renegados pertrecharon un plan para permanecer en el poder y de paso solucionar el mayor problema de la Confederación: la superpoblación. Con la ayuda de un grupo de Psiquiatras, el maligno Sidious logró derrotar a los Oficiales Leales que vigilaban por la paz en la galaxia y cumplir su objetivo de engañar a billones de personas y llevarlas en aviones espaciales hasta Tatooine con la sutil excusa de realizar una inspección fiscal. Una vez llegaron al entonces primitivo planeta, los paralizados civiles fueron colocados en la base de diversos volcanes terrestres en cuyo interior se lanzaron bombas de hidrógeno casuando inmensas explosiones en la corteza terrestre. Pocos sobrevivieron a la hecatombe y aún encima su tormento no acabó entonces, pues las fuerzas leales a Sidious atraparon las almas de los muertos en una especie de trampas magnéticas, adoctrinaron a estos pobres espectros y los reintrodujeron dentro de los cuerpos de los supervivientes para poder controlarles. Como toda historia, hay algo de final feliz, pues Luke Skywalker y el resto de Oficiales Leales lograron capturar al maligno dictador y aprisionarlo en una prisión subterránea, donde todavía hoy permanece atrapado dentro de su campo de fuerza.

(Excepto por las referencias a Darth Sidious y Luke Skywalker -que son nombres bastante más comerciales que Xinu o como cojones lo llamen ellos- esto es aproximadamente en lo que creen los Cienciólogos iniciados. Patético y bochornoso, aunque si lo miras bien tampoco excesivamente peor que un hippie judío andando sobre el agua. Y los amigos de Tom Cruise tienen mejores efectos especiales que los de Mel Gibson.)

Jack Johnson - Upside down

3 comentarios:

Anónimo dijo...

salvo por lo del hippie flotante, del que me confieso hipocritilla seguidor...

cachondos cienciólogos, afirmo
Ig.

Gusarapo dijo...

Bueno, es lo que tiene ser fundados por un escritor de ciencia ficción: la doctrina sale bastante vistosa. :)

Anónimo dijo...

qué magnífica religión digna de ser seguida, apostatada e insuflada en vena, llegado el caso, que podría haber inventado Ray Bradbury...

snif

(resignation, again)